Síndrome del Impostor

Si has decidido tomar este camino del emprendimiento, muy probablemente lo has hecho porque sentiste un llamado desde lo más profundo de tu alma. Y aunque la vida te envíe señales y te indique que es el momento de comenzar a construir tu proyecto, entendiendo desde la consciencia que el objetivo es tu bienestar alineado con el bien de los demás; no necesariamente eso significa que el camino del emprendimiento sea fácil. Pueden surgir desafíos que se manifiestan de diversas maneras, como el síndrome del impostor. Este es un fenómeno psicológico que te hace creer que no eres inteligente, capaz, creativa... a pesar de que es evidente que eres todo lo contrario. Esta sombra persistente susurra dudas y te insta a minimizar tus logros, dejándote atrapada en una espiral de autoinseguridad y autosabotaje. Y quizás tu mentalidad aún no sea lo suficientemente fuerte, y arrastres de tu infancia creencias transmitidas de aquellos que te rodeaban, creencias que te hicieron sentir que no merecías brillar con todo tu esplendor.

Imagina que has invertido tiempo y energía en prepararte para lanzar tu propio negocio. Sin embargo, en lugar de avanzar con determinación, te encuentras estancada en un mar de autocrítica y miedo al fracaso. Este es el síndrome del impostor en acción, impidiéndote alcanzar tu máximo potencial y compartir tus dones únicos con el mundo.

Es aquí cuando salen las heridas heridas de la infancia que se manifiestan en la etapa adulta, comienza esa voz interna que te dice que no puedes, que no eres suficiente, que te hace avergonzar ante lo que puedan decir los demás. Ese es el momento de mirar a tu niña herida, pregúntale quien la hizo sentir insignificante, incapaz, y que no era merecedora de lograr los resultados, y toma de la mano a esa niña herida y hazla sentir que si puede, que es capaz y que estás ahí para ella porque crees en tu niña interior.

Pero aquí está la verdad que debemos recordar: cada una de nosotras es una obra maestra única en sí misma. Nuestra luz, nuestro brillo, nuestros talentos son incomparables y nunca deben ser ocultados por temor a no ser suficientes.

En este nuevo desafío, es crucial recordar que merecemos brillar con toda nuestra intensidad. A través de la autoaceptación y el amor propio, podemos liberarnos del peso del síndrome del impostor y permitir que nuestra verdadera esencia brille con todo su esplendor.